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El texto describe cómo, después de la Guerra Hispano-Cubano-Norteamericana, en Cuba se produjo una gran cantidad de escritos y testimonios sobre el conflicto, tanto de personalidades históricas como de personas comunes. Esto dio lugar a una producción historiográfica que reflejaba diferentes posiciones ideológicas y sociológicas sobre el papel de Estados Unidos en la guerra y en la historia de Cuba. Los intelectuales cubanos debatieron sobre la denominación del conflicto y la importancia de la participación cubana en la guerra, rompiendo con la narrativa histórica establecida por las potencias involucradas. Este debate se reflejó en la literatura histórica y general sobre Cuba durante los primeros cuarenta años de la República.